Che Guevara.

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Ernesto Che Guevara

Una entervista famosa

A mediados de abril de 1957, volvнamos con nuestro ejйrcito en entrenamiento a las regiones de Palma Mocha, en la vecindad del Turquino. Por aquella йpoca nuestros hombres mбs valiosos para la lucha en la montaсa oran los de extracciуn campesina.

Guillermo Garcнa y Ciro Frнas, con patrullas de campesinos, iban y venнan de uno a otro lugar de la Sierra, trayendo noticias, haciendo exploraciones, consiguiendo alimentos; en fin, constituнan las verdaderas vanguardias mуviles de nuestra columna. Por aquellos dнas, estбbamos nuevamente en la zona del Arroyo de] Infierno, testigo de uno de nuestros combates y los campesinos que venнan a saludarnos nos enteraban de toda la tragedia ocurrida anteriormente; de quiйn habнa sido el hombre que habнa llevado directamente los guardias a presencia nuestra, de los muertos que habнa; en fin, los campesinos duchos en el arte de traspasar la noticia oral, nos informaban ampliamente de toda la vida de la zona. Fidel, que en esos momentos estaba sin radio, pidiу uno a un campesino de la zona que se lo cediу, y asн podнamos escuchar, en un radio grande transportado en la mochila de un combatiente, las noticias directas de La Habana. Se volvнa a hablar mбs claramente por radio dado el restablecimiento de las llamadas garantнas.

Guillermo Garcнa con un atuendo tremendo de cabo del. ejйrcito batistiano y dos compaсeros disfrazados dй soldados, fueron a buscar al chivato que guiara al ejйrcito enemigo, de “orden del coronel” y con йl volvieron al dнa siguiente. El hombre habнa venido engaсado, pero cuando vio el ejйrcito andrajoso ya supo lo que le esperaba. Con gran cinismo nos contу todo lo relativo a sus relaciones con el ejйrcito y cуmo le habнa dicho al “cabrуn de Casillas”, segъn sus palabras, que йl podнa agarramos perfectamente y que llevaba al ejйrcito donde estбbamos, pues ya nos habнa espiado; sin embargo, no le hicieron caso.

Un dнa de aquйllos, en una de aquellas lomas, muriу el chivato y en un firme de la Maestra quedу enterrado. En esos dнas, llegу un mensaje de Celia donde hacнa el anuncio de que vendrнa con dos periodistas norteamericanos para hacer una entrevista a Fidel, con el pretexto de los gringuitos. Y ademбs, enviaba algъn dinero recogido entre los simpatizantes del Movimiento.

Se resolviу que Lalo Sardiсas trajera a los norteamericanos por la zona de Estrada Palma, que conocнa bien como antiguo comerciante de la zona. En esos momentos nosotros dedicбbamos nuestro tiempo a la tarea de hacer contacto con campesinos que sirvieran de enlace y que pudieran mantener campamentos permanentes, donde se pudieran crear centros de contacto con la zona que ya se estaba agrandando; asн нbamos localizando las casas que servнan de abastecimiento a nuestras tropas, y allн instalбbamos los almacenes de donde se trasladaban los abastecimientos segъn nuestros requerimientos. Estos lugares servнan tambiйn de postas para las rбpidas diligencias humanas que se trasladaban por el filo de la Maestra de un lugar a otro de la Sierra.

Los caminadores de la Sierra demuestran una capacidad extraordinaria para cubrir distancias larguнsimas en poco tiempo, y de ahн que, constantemente nos viйramos engaсados por sus afirmaciones, allн a media hora de camino, "al cantнo de un gallo”, como se ha caricaturizado en general este tipo de informaciуn que casi siempre para los guajiros resulta exacta, aunque sus nociones sobre el reloj y lo que es una hora no tiene mayor parecido con la del hombre de la ciudad.

Tres dнas despuйs de la orden dada a Lalo Sardinas, llegaron noticias de que venнan subiendo seis personas por la zona de Santo Domingo; estas personas eran dos mujeres, dos gringos, los periodistas, y dos acompaсantas que no se. sabнa quiйnes eran; sin embargo, los datos que llegaban eran contradictorios, se decнa que los guardias habнan tenido noticias de su presencia por un chivato y que habнan rodeado la casa donde estaban. Las noticias van y vienen con una extraordinaria rapidez en la Sierra, pero se deforman tambiйn. Camilo saliу con un pelotуn con orden de liberar de todas maneras a los norteamericanos y a Celia Sбnchez, que sabнamos venнa en el grupo. Llegaron, sin embargo, sanos y salvos; la falsa alarma se debiу a un movimiento de guardias provocado por una denuncia que en aquella йpoca era fбcil que se produjera por parte de los campesinos atrasados.

El dнa 23 de abril, el periodista Bob Taber, y un camarуgrafo llegaban a nuestra presencia; junto a ellos venнan las compaсeras Celia Sбnchez y Haydйe Santamarнa y los enviados del Movimiento en el Llano, Marcos o Nicaragua, el comandante Iglesias, hoy gobernador de Las Villas y en aquella йpoca encargado de acciуn en Santiago y Marcelo Fernбndez, que fue coordinador de! Movimiento y actualmente vicepresidente del Banco Nacional, como intйrprete por sus conocimientos del inglйs.

Aquellos dнas se pasaron protocolarmente tratando de demostrar a los norteamericanos nuestra fuerza y tra tando de eludir cualquier pregunta demasiado indiscreta;

no sabнamos quiйnes eran los periodistas; sin embargo, se realizaron las entrevistas con los tres norteamericanos que respondieron muy bien a todas las preguntas segъn el nuevo espнritu que habнan desarrollado en esa vida primitiva a nuestro lado, aun cuando no pudieran aclimatarse a ella y no tenнan nada de comъn con nosotros.

En aquellos dias se Incorporу tambiйn uno dй los mбs simpбticos y queridos personajes de nuestra guerra revolucionaria, El Vaquerito. El Vaquerнto junto con otro compaсero nos encontrу un dнa y manifestу estar mбs de un mes buscбndonos, dijo ser camagьeyano, de Morуn, y nosotros, como siempre se hacia en estos casos, procedimos a su interrogatorio y a darle un rudimento de orientaciуn polнtica tarea que frecuentemente me tocaba. El Vaquerito no tenнa ninguna idea polнtica ni parecнa ser Otra cosa que un muchacho alegre y sano, que veнa todo esto como una maravillosa aventura. Venнa descalzo y Celia Sбnchez le prestу unos zapatos que le sobraban, de manufactura o de tipo mexicano, grabados, fistos eran los ъnicos zapatos que le servнan a Йl Vaquerito dada su pequeсa estatura. Con los nuevos zapatos y un gran sombrero de guajiro, parecнa un vaquero mexicano y de alli naciу el nombre de El Vaquerito.

Como es bien sabido El Vaquerito no pudo ver el final de la lucha revolucionaria, pues siendo jefe del pelotуn suicida de la columna 8, muriу un dнa antes de la toma de Santa Clara. De su vida entre nosotros, recordamos todos su extraordinaria alegrнa, su jovialidad ininterrumpida y la forma extraсa y novelesca que tenнa de afrontar el peligro. El Vaquerito era extraordinariamente mentiroso, quizбs nunca habнa sostenido una conversaciуn donde no adornara tanto la verdad que era prбcticamente irreconocible, pero en sus actividades; ya fuera como mensajero en los primeros tiempos, como soldado despuйs, o jefe del pelotуn suicida, El Vaquerнto demostraba que la realidad y la fantasнa para йl no tenнan fronteras deterja minadas y los mismos hechos que su mente бgil inventaba, los realizaba en el campo de combate; su arrojo extremo se habнa convertido en tema de leyenda cuando llegу el final de toda aquella epopeya que йl no pudo ver.

Una vez se me ocurriу interrogar a El Vaquerito despuйs de una de las sesiones nocturnas de lectura que tenнamos en la columna, tiempo despuйs de incorporado a ella; El Vaquerito empezу a contar su vida y como quien no quiere la cosa nosotros a hacer cuentas con un lбpiz. Cuando acabу, despuйs de muchas anйcdotas chispeantes le preguntamos cuбntos aсos tenнa. El Vaquerito en aquella йpoca tenнa poco mбs de 20 aсos, pero del cбlculo de todas sus hazaсas y trabajos se desprendнa que habнa comenzado a trabajar cinco aсos antes de nacer.

El compaсero Nicaragua traнa noticias de mбs armas existentes en Santiago, remanentes del asalto a Palacio. 10 ametralladoras, 11 fusiles Johnson y 6 mosquetones, segъn declaraba. Habнa algunas mбs pero se pensaba establecer otro frente en la zona del central Miranda. Fidel se oponнa a esta idea y sуlo Ies permitiу algunas armas para este segundo frente, dando уrdenes que todas las posibles subieran a reforzar el nuestro. Seguimos la marcha, para alejarnos de la incуmoda compaснa de unos guardias que merodeaban cerca, pero antes decidimos subir al Turquino, era una operaciуn casi mнstica, йsta de subir nuestro pico mбximo y por otra parte estбbamos ya por toda la cresta de la Maestra muy cerca de su cumbre.

El pico Turquino fue subido por toda la columna y allн arriba finalizу la entrevista que Bob Taber hiciera al Movimiento, preparando una pelнcula que fue televisada en los Estados Unidos cuando no йramos tan temidos. (Un hecho ilustrativo: un guajiro que se nos uniу, manifestу que Casillas le habнa ofrecido $300 y una vaca parida si mataba a Fidel.) No eran los norteamericanos solos los equivocados sobre el precio de nuestro mбximo dirigente.

Segъn un altнmetro de campana que llevбbamos con nosotros, el Turquino tenнa 1850 metros sobre el nivel del mar; lo apunto como dato curioso, pues nunca comprobamos este aparato; pero, sin embargo, al nivel del mar trabajaba bien y esta cifra de la altura del Turquino difiere bastante de las dadas por los textos oficiales.

Como una compaснa del ejйrcito continuaba tras nuestras huellas, Guillermo fue enviado con un grupo de compaсeros a tirotearla; dado mi estado asmбtico que me obligaba a caminar a la cola de la columna y no permitнa esfuerzos extra se me quitу la ametralladora que portaba, la Thompson, ya que yo no podнa ir al tiroteo. Como tres dнas tardaron en devolvйrmela y fueron de los mбs amargos que pasй en la Sierra, encontrбndome desarmado cuando todos los dнas podнamos tener encuentros con los guardias.

Por aquellos dнas, mayo de 1957, dos de los norteamericanos abandonaron la columna con el periodista Bob Taber que habнa acabado su reportaje y llegaron sanos y salvos a Guantбnamo. Nosotros seguimos nuestro lento camino por la cresta de la Maestra o sus laderas; haciendo contactos, explorando nuevas regiones y difundiendo la llama revolucionaria y la leyenda de nuestra tropa de barbudos por otras regiones de la Sierra. El nuevo espнritu se comunicaba a la Maestra. Los campesinos venнan sin tanto temor a saludarnos y nosotros no temнamos la presencia campesina, puesto que nuestra fuerza relativa habнa aumentado considerablemente y nos sentнamos mбs Seguros contra cualquier sorpresa del ejйrcito batistiano y mбs amigos de nuestros guajiros.

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